diciembre 30, 2018

Familia

Las navidades son tiempo de familia y amigos, de reuniones y reencuentros, ya lo dice la canción del anuncio navideño: “Vuelve, a casa vuelve, por Navidad”. Pero las familias y amigos, están unidas por el cariño y el apego, no tanto por la heterogeneidad de opiniones, gustos o formas de pensar. Por lo que las navidades también son épocas de conflictos.

Los conflictos familiares ocurren en todas y cada una de las familias por muy buena relación que tengamos. Cualquier grupo o conjunto de dos o más personas puede tener, en determinados momentos, disparidad de opiniones. Esta disparidad da lugar a conflictos, que, si no se resuelven bien, pueden debilitar nuestras relaciones.

Las emociones que sentimos en un conflicto son la rabia, la tristeza y el miedo o la ansiedad. A veces de forma independiente y otras todas a la vez. Las emociones (buenas y malas) le cambian el tono a aquello que estamos tratando de ver, y en algunos casos lo distorsionan radicalmente; y desde allí es prácticamente imposible buscar puntos de encuentro, ya que nuestra posición se hace más firme y la del otro parece esconderse detrás de un velo que nos impide ver con claridad.

El camino de la resolución de conflictos no es otra cosa que la expresión adecuada de estas emociones, la escucha de las de los demás y la búsqueda de alternativas válidas para todos.

Por lo que estas navidades, os planteamos que no escuchemos con la intención de responder, sino que lo hagamos con la intención de entender lo que nos están contando.

Tenemos dos orejas y una boca por una razón: debemos escuchar el doble de lo que hablamos.

¡Felices Fiestas!

 

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