Primera semana sin colegio, comienzan las vacaciones de los pequeños, los días de juego, pero también las largas horas en las que los niños/as (y por tanto también sus padres) deben recurrir a la imaginación para no caer en el aburrimiento.
En ocasiones el trabajo o las obligaciones no conceden la misma tregua a los adultos. Por eso, una de las mejores opciones para que los pequeños se entretengan y disfruten de estos días son los campamentos de verano.
Aquí los niños/as pueden hacer nuevas amistades, relacionarse con personas de su edad y en definitiva desarrollar sus habilidades sociales. En este periodo de la vida resulta fundamental aprender a resolver conflictos, a respetarse a sí mismos y a los demás, así como a adquirir poco a poco responsabilidades y autonomía. Estas experiencias ayudan a construir su personalidad y a potenciar su inteligencia emocional, habilidad básica para su futuro desempeño y felicidad.
La búsqueda y elección del campamento adecuado suele ser lo más complejo. Para ello, podemos basar nuestra decisión en una combinación de juego y aprendizaje, donde sean los pequeños de la casa los que elijan sus propias preferencias.
En definitiva, todos estos aspectos serán claves para el desarrollo de la vida adulta, porque al fin y al cabo, la infancia es el patio donde jugamos el resto de nuestra vida.