Todos nos hemos puesto nerviosos alguna vez, hemos sentido que el corazón va más deprisa y que la respiración se acelera, cuando, por ejemplo, esperamos una llamada importante, acudimos a una entrevista de trabajo o tenemos un examen. Sentir ansiedad es algo normal, como cualquier otra emoción, la ansiedad tiene una función, y es la de tenernos en alerta. Si no nos pusiéramos nerviosos en situaciones como las que hemos mencionado antes… ¿Lo haríamos igual de bien? Probablemente no, porque no nos habríamos preparado lo suficiente.
Pero… ¿cómo sabemos que nuestra ansiedad empieza a ser un problema?
La diferencia entre la ansiedad como emoción normal y la ansiedad como problema es en relación a la intensidad, duración y frecuencia de ese “nerviosismo”.
Cuando nos quedamos enganchados en pensamientos que son negativos y molestos, comenzamos a sentir ansiedad. Pero tenemos herramientas para estos sucesos cotidianos, para manejar esa ansiedad. Sólo hay que conocer esas herramientas y aplicarlas!