Estamos constantemente tomando decisiones, constantemente expuestos a diferentes oportunidades, que cada uno de nosotros elegimos, en base a pensamientos, conductas, recuerdos o preferencias, de manera única. Elegir nos hace únicos.
No obstante, no contamos con un manual de las buenas elecciones. Aprendemos de las que salen mal y repetimos las que nos llevan al éxito, o al menos lo intentamos.
Por lo tanto, cuando nos preguntemos por qué algunas personas actúan de determinada manera, debemos pensar qué le ha llevado a ese instante, a esa decisión, a ese camino. Debemos pensar qué tipo de aprendizaje ha recibido en su infancia, qué premios y castigos ha experimentado.
Sin embargo, esto no significa que las personas no puedan cambiar. Se trata de la fuerza del querer. Actuamos según el repertorio de respuestas con el que contamos, nuestra baraja, y a veces necesitamos una carta nueva, una nueva estrategia; necesitamos aprender una nueva forma de actuar para resolver la situación.
Y sin duda, en cada nueva carta encontraremos resultados que nunca habíamos imaginado, resultados que nos acercan a una nueva perspectiva, que nos cambian la mirada.
¿Crees que hay algo que cambia?