agosto 26, 2018

Inteligencia Emocional

Desde pequeños, desde que entramos en el colegio, se ha tenido en cuenta lo que llamamos el cociente intelectual. A todos nos suena el CI: unas pruebas que nos pasaban una vez al año y tenían problemas matemáticos, construcciones de frases, figuras imposibles…Pero se ha demostrado, que el CI no puede dar cuenta de todos los ámbitos de la vida de las personas. 

Pero, ¿es el CI el único elemento que nos indica lo bien que nos va a ir en la vida? ¿Qué pasa con esas capacidades que nos permiten adaptarnos a los cambios, que nos proporcionan motivación, que nos ayudan en la relación con los demás? ¿Qué nos permite en definitiva la adaptarnos a cada situación y a influir en los demás? ¿Todo esto no es, por lo menos, igual de importante que la capacidad matemática que tengamos? 

Todas estas capacidades, estarían dentro de lo que se ha llamado Inteligencia Emocional. 

La Inteligencia Emocional se entiende como la capacidad para supervisar las emociones de uno mismo y de los demás, de discriminar entre ellas y de usar esta información para guiar nuestras acciones y pensamientos. 

¿Cómo sabemos si tenemos Inteligencia Emocional? Podemos distinguir cuatro habilidades para ser emocionalmente inteligente. Hay personas que tienen problemas solo en una, en dos o en todas, o al revés, que son buenos en una, en dos o en todas.  

  1. Ser capaces de identificar las emociones 
  2. Saber usar esas emociones para sacar el mejor provecho a las posibilidades que nos ofrece cada situación.
  3. Entender la información emocional, ya que las emociones nos dan información de lo que sucede y de cómo nos afecta lo que nos sucede. 
  4. Manejar las emociones para el crecimiento personal e interpersonal y dirigir la conducta 

Hay personas que la tienen de forma innata (nacen con un buen nivel de Inteligencia Emocional) pero otras personas no. Todos podemos desarrollar esta inteligencia a través del aprendizaje y la práctica. 

Es como la capacidad de tocar un instrumento. Podemos traer una habilidad innata o no. Quizá en casa y en el colegio, se nos ha facilitado el desarrollo de esa capacidad o quizá no. Pero todos podemos sentarnos y empezar a tocar el piano, con mayor o menor dificultad, pero con mucha práctica o motivación, esa capacidad aumentará. 

Financiado por el Programa Kit Digital. Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia de España «Next Generation EU»
ConEmoción Psicología
crossmenu